Nuestro enfoque educativo aborda dimensiones del ser humano en lo cognitivo, afectivo, espiritual, social y corporal, entendiéndose como un proceso armónico y coherente. Esto le permitirá al estudiante insertarse y servir a la sociedad en forma competente, con autonomía y un férreo compromiso en su quehacer.
Desarrollamos un curriculum centrado en la persona, junto a un modelo pedagógico participativo e integrador de la fe y cultura con la realidad socio-cultural de los estudiantes, haciéndolos protagonistas de su propio crecimiento, a través de aprendizajes significativos en cada etapa académica, fomentando el saber teórico y práctico.
Postulamos una filosofía de vida que promueva el desarrollo valórico. Por ello, educamos a los niños y jóvenes con valores éticos y morales, fundamentado en una enseñanza valórica cristiana, con el objetivo de promover un clima de respeto y valoración hacia la persona humana y su entorno general.
Estos se estructuran en base a una serie de diversos valores que trabajamos mes a mes de forma transversal, tales como el respeto, la empatía, la acogida, la responsabilidad, la solidaridad, la disciplina, la lealtad, la fe y el trabajo, valores que nos identifican plenamente como institución educacional católica.
Al ser un Colegio de carácter confesional diocesano, la entrega, vivencia, experiencia de la persona de Jesucristo y su Iglesia es fundamental para lograr un compromiso de fe y coherencia con el Evangelio y las directrices de la Iglesia.
Para llevar a cabo esta misión, acompañamos a los niños y jóvenes en cada uno de los fundamentos de la fe cristiana por medio de las clases de Religión católica, las actividades Pastorales como jornadas de formación, encuentros, momentos de oración, celebraciones, caminatas, entre otras. Todo con el objetivo de los los estudiantes puedan sentir y manifestar la Palabra de Dios.
A lo largo de sus 174 años de vida, nuestro Colegio ha contribuido al ideario republicano del país, entregándole alumnos íntegros que lo han engrandecido en diversas áreas, como: legisladores, servidores públicos, académicos, literatos, artistas y eclesiásticos. Además de algunos que han servido en los tres poderes del Estado.
Teniendo un rol protagónico en el desarrollo cultural de las familias de Chiloé y las islas aledañas, hemos formado cientos de generaciones de hombres y mujeres de bien, con una sólida educación y formación basada en la integración de principios cristiano-católicos y en el avance de los conocimientos científico-humanistas.