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Nuestra valiente historia

Reseña Histórica

Sirviendo con honor a los valores católicos.

Fundado el 13 de Abril de 1845 por el primer Obispo de la Diócesis de Ancud, Monseñor Justo Donoso Vivanco, el Seminario Conciliar nació con el objetivo de formar nuevos sacerdotes, en respuesta a los jóvenes que manifestaban vocación para la vida eclesiástica, brindándoles con ello una sólida preparación científico-humanista y teológica.

Su nombre surgió del dictado “Seminario” que expresa el concepto de “Semillero” (sembrar en los jóvenes el amor a Dios) y el término “Conciliar“, en honor al Concilio de Trento. El Seminario ha sido construido con mucho trabajo, venciendo así numerosos problemas desde sus inicios.

Gracias a la fe profesada en Cristo, la comunidad Seminarista ha mantenido a través de los años la entereza suficiente para continuar con su noble labor.

Siendo un fiel testigo de la evolución republicana y social del país, el Seminario Conciliar de Ancud ha forjado generaciones de profesionales que han servido noblemente al país, como: legisladores, servidores públicos, académicos, escritores, científicos y artistas.

Además muchos otros han obtenido importantes cargos en los tres poderes del Estado.

El Seminario será el semillero donde se formen los nuevos cristianos y cristianas que la sociedad necesita para transformar el mundo.

Mons. Justo Donoso VivancoFundador

Entre algunos de sus ex alumnos destacados podemos mencionar: Francisco Coloane (Premio Nacional de Literatura), Francisco Cavada Contreras (escritor y etnógrafo), Abraham Konig Velásquez (Ministro de Guerra y Marina, Diputado), José García Sierpe (Ministro (s) de Justicia, Diputado), Guillermo Ebel Beiler (Científico, Pedagogo), Adalis Oyarzún (Ministro de la Corte Suprema), entre muchos otros.

Las clases iniciaron con tan sólo doce alumnos, estando en la dirección el fraile José María Bonazzi. A fines del siglo XIX fue construido un amplio edificio a un costado de la Catedral de Ancud luego del siniestro que afectó a la construcción original. Así, el colegio alcanzó un destacado nivel intelectual y académico gracias a las nuevas instalaciones que contaban con una biblioteca universal, laboratorios de física, química, cosmología y una estación meteorológica.

Luego del terremoto de 1960 el edificio ya no se consideró seguro para la enseñanza. Gracias a los esfuerzos de Monseñor Alejandro Durán, el embajador de Brasil y las respectivas autoridades de la zona, un nuevo edificio fue construido al costado de la Iglesia San Francisco, en calle Federico Errázuriz.

El nuevo Seminario se adaptó a los cambios de la sociedad chilena acatando las modificaciones educacionales implementadas por los diferentes Gobiernos, optando así por un establecimiento de carácter mixto al lograr la integración de la mujer a las aulas.

En 1989 se incorporaron las carreras Técnico Profesionales, contando hoy en día con una amplia gama de especialidades como: Electricidad, Acuicultura, Gastronomía, Atención de Enfermería y Atención de Párvulos.

En la actualidad continua con la misión de preparar a los alumnos con las herramientas necesarias para avanzar hacia el progreso, sin perder nuestra identidad y patrimonio cultural.

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