Conocido como “el Cura de Ars”, Juan Maria Vianney nació el 8 de mayo de 1786 en Dardilly, cerca de Lyon. Sus padres eran agricultores y lo orientaron desde muy joven a trabajar en el campo, tanto fue así que Juan llegó a los 17 años, todavía analfabeto. Sin embargo, gracias a las enseñanzas religiosas de su madre, aprendió muchas oraciones de memoria y vivió un fuerte sentido religioso.
A los 17 años, Juan sintió la llamada al sacerdocio: “Si fuera sacerdote, querría ganar muchas almas”, dijo. Pero el camino no era fácil, dada su escasísima formación intelectual y cultural. Sólo gracias a la ayuda de sabios sacerdotes, entre ellos el abad Balley, párroco de Écully, logró ser ordenado sacerdote el 13 de agosto de 1815, a la edad de 29 años.
Consagrado enteramente a Dios y a sus feligreses, murió el 4 de agosto de 1859, a la edad de 73 años. Sus restos descansan en Ars, en el Santuario a él dedicado, que acoge 450.000 peregrinos cada año. Beatificado en 1905 por Pío X, Juan María Vianney fue canonizado en 1925 por Pío XI, quien en 1929 lo proclamó “Patrón de todos los párrocos del mundo”. En 1959, en el centenario de su muerte, San Juan XXIII le dedicó la Encíclica Sacerdotii Nostri Primordia, proponiéndolo como modelo para los sacerdotes, mientras que en 2009, con motivo del 150º aniversario de su muerte, Benedicto XVI convocó un “Año Sacerdotal” en la Iglesia universal para ayudar a promover el compromiso de renovación interior de todos los sacerdotes y para que su testimonio de fidelidad al Evangelio en el mundo de hoy fuera más incisivo y creíble.
Como comunidad seminarista, saludamos a todos los sacerdotes de nuestra diócesis de Ancud, especialmente a los que nos acompañan cotidianamente, Padre Alex Gallardo, Capellán de nuestro colegio y Padre Milton Diaz, pidiendo a Dios que les conceda un corazón de pastor.