Ser leal es un valor que se aprende sobre todo cuando se atraviesan situaciones difíciles que son como prueba de la verdadera amistad y del honor de los que nos deben lealtad. Es la ley escrita en el corazón, que manda que el amor sea para siempre. Se es leal cuando evitamos que nuestras decisiones y nuestros actos dañen a aquel a quien debemos lealtad. La deslealtad es traición.
La lealtad se aprende en casa:
* Cuando el papá sigue apoyando a su equipo de fútbol aunque lleve muchos años sin ganar el campeonato.
* Cuando toda la familia asiste al festival en el que va a bailar alguno de los hermanitos.
* Cuando se enseña a cada uno de los hermanos a reconocer sus propias faltas para no incriminar a los demás.
* Cuando se les enseña el límite entre ser confiables confidentes y ser cómplices.
* Cuando se les enseña a seguir perteneciendo a un equipo o a un grupo aunque cambien de dirigentes.
* Cuando se les enseña a denunciar lo que está mal aunque pierdan un amigo.
* Cuando los papás infunden confianza a los hijos para que consulten sus dudas sin temor a represalias.
Vivamos este valor, con el Ejemplo de María, madre de Jesús, quien por sobretodo fue leal a la Palabra y designios de Dios para su vida.